Creación de vapor
100,000 toneladas de CO2: es la cantidad que la empresa B E B Bio Energie Baden GmbH quiere ahorrar por año en la sede de Koehler en Kehl. Cómo se logra esto, y lo que esto tiene que ver con la economía circular, lo muestra una visita a la planta.
Las llamas del fuego de 1,000 grados sumergen el interior de la caldera en una luz cegadora, la vista hacia la cámara de combustión ofrece un espectáculo impresionante. “Cuanto más oxígeno se encuentra en la caldera, tanto más brillante es el fuego”, explica el director de la central eléctrica Rolf-Peter Höfer, y limpia con su mano el vidrio que ofrece la vista hacia la caldera. El fuego es tan poderoso que se toma todo un día encender o apagar la caldera, o como se dice en el idioma especializado: arrancarla o detenerla. Como ya lo hacían su padre y su abuelo, el jefe de la central eléctrica, de 63 años, ha trabajado casi toda su vida laboral en centrales eléctricas de carbón, en la Cuenca del Ruhr, donde nació y creció. En 2019, el nativo de Gelsenkirchen quiso cambiar de profesión y cambió el carbón mineral por la biomasa. Entre semana, ahora vive en Kehl, en Baden-Wurtemberg, donde dirige las dos centrales térmicas de biomasa de la empresa B E B Bio Energie Baden GmbH, que pertenecen al Grupo Koehler. En principio, todas las centrales eléctricas funcionan igual, sin importar si son de carbón, gas o biomasa, explica Höfer. Por la combustión de los combustibles se produce calor, con el cual se calienta el agua. El vapor que se produce de esta manera impulsa una turbina que está conectada a un generador. Además de la energía eléctrica, en especial también se suministra el vapor del proceso para la producción de papel adyacente. Las instalaciones trabajan según el principio de generación combinada de calor y energía, con lo cual se logra un grado óptimo de aprovechamiento. En principio, todas las centrales eléctricas funcionan igual, sin importar si son de carbón, gas o biomasa, explica Höfer. Por la combustión de los combustibles se produce calor, con el cual se calienta el agua. El vapor que se produce de esta manera impulsa una turbina que está conectada a un generador. Además de la energía eléctrica, en especial también se suministra el vapor del proceso para la producción de papel adyacente. Las instalaciones trabajan según el principio de generación combinada de calor y energía, con lo cual se logra un grado óptimo de aprovechamiento. Ambas centrales térmicas están directamente al lado de la planta de papel de Koehler Paper en Kehl. Ahí se aprovecha para la producción de papel tanto la energía eléctrica como también el vapor de proceso generado. En otras sedes, las centrales térmicas de biomasa del Grupo Koehler suministran energía a clientes de la industria vecinos. Con ello, el Grupo Koehler contribuye a su promesa de generar hasta 2030 más energía ecológica de la que requiere para la producción de papel.
A diferencia del sol y el viento, la biomasa está disponible siempre.
jefe de la central eléctrica
La producción de papel y energía, parte de la economía circular
Quemar madera se considera como ecológico, dado que solo se libera tanto bióxido de carbono como el árbol ha absorbido durante su crecimiento. A su vez, el CO2 que se escapa al quemar la madera es absorbido por los árboles que están creciendo, de manera que se forma un círculo. Con las dos centrales térmicas de biomasa, el Grupo Koehler ahorra en Kehl unas 100,000 toneladas de CO2 por año. El enfoque está puesto en un planteamiento integral y en el aprovechamiento de desechos. Al respecto, otros circuitos desempeñan un importante papel: Así, por ejemplo, además de la madera y los lodos de tratamiento de aguas residuales de las plantas locales, también se utilizan lodos de fibras de papel como material combustible. De esta manera, a partir de un producto de desecho de la planta de papel se generan energía eléctrica, vapor y calor para un nuevo papel. La ceniza que se produce al realizar la combustión, se recicla por ejemplo como material de relleno en la construcción de calles o en la minería. En la sede de Kehl, se aprovecha el CO2 de los gases de escape de la combustión mediante la precipitación con cal viva, para producir materiales de relleno, los cuales a su vez se utilizan en la producción de papel.
años lleva ya surtiendo virutas de madera a Kehl la empresa Zollikofer.
La leña que se requiere en Kehl la suministra la empresa Zollikofer, de la región de Algovia. Su director general, Stefan Zollikofer, ha viajado hoy a Kehl para ver las centrales eléctricas. A él le encanta la madera: “Me fascina su variedad, y el hecho de que incluso puede obtenerse energía de ella”, se entusiasma. Además de las centrales térmicas, la empresa surte también a clientes de la industria de pellets y tableros aglomerados. Con la empresa B E B la empresa Zollikofer está vinculada por una relación comercial de confianza ya desde hace 20 años. En 2021, ambas empresas se acercaron todavía más: El Grupo Koehler adquirió una mayoría de 60 por ciento del Grupo Zollikofer. La empresa surte a Kehl madera recuperada en forma de virutas de madera de la industria de la construcción y demoliciones, tarimas, muebles, o tableros aglomerados usados. El material proviene de un entorno de 180 kilómetros alrededor de Kehl: de la Selva Negra, Francia y Suiza. Zollikofer enfatiza: “Los controles de calidad son lo más importante.” Las impurezas y cuerpos extraños, como películas plásticas, retazos de tela y metales, se eliminan ya de antemano. Para una doble seguridad, la instalación de clasificación de Kehl revisa de nuevo las virutas de madera cuando llegan. “Lo más extraño que hemos encontrado fue una tapa de coladera y un poste de concreto”, recuerda Rolf-Peter Höfer con una sonrisa. Los hallazgos de este tipo se sacan y se llevan a la chatarra.
El vapor que se genera en el proceso de combustión se transporta a través de tubos a la fábrica de papel.
Mientras más brillante es el resplandor del fuego, tanto más oxígeno se encuentra en la caldera.
Un paso en la dirección correcta
Unos 30 empleados en cuatro turnos se encargan de que las calderas de ambas centrales eléctricas funcionen de manera ininterrumpida: 24 horas al día, 365 días al año. “Esta es una ventaja de la biomasa: a diferencia del sol y el viento, la biomasa está disponible siempre” dice Rolf-Peter Höfer. Él está en contacto constante con el equipo del centro de control, que con ayuda de unos sistemas de monitoreo y control mantiene todo en la mira. Si alguna vez se producen fallas o detenciones, los empleados y empleadas pueden intervenir directamente. A Rolf-Peter Höfer se le nota que le gusta el trabajo: “Me gusta la variedad, aquí ningún día es igual al otro.” El hecho de que el Grupo Koehler promueve activamente la revolución energética en Alemania, le parece muy positivo a Höfer. Entretanto es abuelo por partida doble, y quisiera que sus nietos crecieran en un medio ambiente intacto. También sabe que los esfuerzos del Grupo Koehler por sí solos no pueden detener el cambio climático mundial. Sin embargo, no pierde el optimismo: “Para cuidar nuestro medio ambiente, todas las empresas deberían fijarse objetivos ambiciosos de sustentabilidad.”
Me fascina la variedad de la madera, y el hecho de que incluso puede obtenerse energía de ella.
director general del Grupo Zollikofer
Birgit Hagebölling
Directora general de la empresa Bioenergie Baden GmbH y jefa del departamento de tecnología y servicio en Koehler Renewable Energy.
¿Cómo es la estrategia de sustentabilidad del Grupo Koehler?
Nosotros nos orientamos con los objetivos de la ONU de desarrollo sostenible, y con referencia a ellos hemos identificado seis campos de acción para el grupo: utilizamos materias primas renovables de fuentes responsables, para producir productos exitosos, con viabilidad a futuro. Queremos ser visionarios en la protección climática, y para ello utilizamos de manera eficiente nuestros recursos. Además, la empresa debe incrementar su valor. Todo esto solamente es posible con empleados y empleadas comprometidos y calificados, y por eso las personas son el factor de éxito más importante de nuestra estrategia. Además, tenemos un ambicioso objetivo climático totalmente propio, la llamada “Promesa Koehler”. Está orientada a generar hasta el año 2030 más energía en términos contables proveniente de fuentes renovables de la que requerimos para la producción de papel.
¿Qué papel desempeñan las conversiones de las centrales eléctricas dentro de la estrategia de sustentabilidad?
Un papel muy importante. Uno de nuestros objetivos es reducir hasta 2030 en 80 por ciento nuestras emisiones directas por el uso de combustibles. En el futuro, vamos a alimentar la central eléctrica de Greiz con fragmentos finos de madera, y solo con eso vamos a ahorrar unas 24,000 toneladas de CO2. En Oberkirch contamos con alcanzar 150,000 toneladas menos de CO2 con la conversión a biomasa. En suma, con ello hemos ya recorrido una gran parte del camino, y hemos contribuido considerablemente al Objetivo de Desarrollo Sostenible 7, que debe asegurar el acceso a una energía más costeable, confiable, sustentable y moderna para todos.
¿Cuáles son los siguientes pasos para reducir todavía más las emisiones directas de CO2?
En nuestra sede de Weisenbach todavía estamos alimentando las calderas con gas natural/gasóleo para calefacción, y queremos sustituir estas fuentes de energía. Para ello estamos planeando un sistema compuesto de diferentes fuentes de energía. Actualmente estamos investigando los aspectos costo-beneficio de diferentes tecnologías, para encontrar la solución más económica. Entre las opciones se cuentan el biogás, la energía eólica y la fotovoltaica. El biogás se considera ecológico, porque se genera de desechos orgánicos. La energía eólica utiliza un recurso inagotable, y no causa ninguna contaminación ambiental. Las instalaciones fotovoltaicas producen energía eléctrica limpia a partir de la luz solar, sin liberar gases de efecto invernadero. Con una mezcla energética de este tipo estaremos bien equipados para emitir todavía menos CO2.